La importancia del cambio
Todo está hecho de energía. Los colores, el sonido, la luz, la vida, las emociones, los pensamientos, los átomos … somos energía. Sabemos que la energía está en constante movimiento y en constante cambio; esto es algo que muy pocos van a negar (energía entendido en su concepción más puramente física). Si nosotros, como seres humanos, no estuviésemos cambiando constantemente, ni siquiera podríamos tener un cuerpo físico.
La vida es cambio. La lucha no es contra el cambio, son que contra el miedo que tenemos hacia él. El cambio es vida y muchos lo rechazan porque temen que lo que tienen se desestabilice y lo acaben perdiendo. Pero este miedo es totalmente ilógico porque no se puede controlar nada; podemos perder cualquier cosa, incluso aferrándonos a ella. La resistencia al cambio crea bloqueos en el flujo de energía, ansiedad, irritabilidad, depresión… En fin, todo aquello que no es si hablamos de bienestar.
El bloqueo de la energía: miedo al cambio
Aunque no tenemos aún una concepción común de lo que es la energía, sabemos, no obstante, que es la esencia inexplicable que construye y hace posible toda la vida. Es esta misma energía la que nos permite mantener interconexiones con el resto de seres; por esta razón, decimos que todos somos parte de una misma cosa. Fluye a través de todo, siempre. Es invisible, pero se puede medir. Es real. Podemos confiar en ella, siempre.
Cuando sentimos estrés o miedo (o todo lo que sea contrario a la alegría y el amor) empezamos inhibirnos, bloqueamos ese flujo de energía, tanto en nuestros cuerpos como en la vida en general. Es como cortar el paso del agua a través de un grifo. Nosotros podemos experimentar físicamente ese bloqueo cuando nuestros músculos se tensan debido al estrés o el miedo; entonces notamos que la energía no fluye tan libremente a través de nuestro cuerpo y no nos sentimos tan vivos.
Lo más importante ante un bloqueo de energía: SABER RESPIRAR
El estrés prolongado es muy perjudicial para nuestro cuerpo; los órganos no reciben el flujo de energía fresca, es decir, la sangre ni se oxigena ni se nutre, hablando en términos biológicos. Se desencadena un estado de mal estar. Si estamos ante una de estas incomodas situaciones, debemos tomar varias series de respiraciones profundas, hasta sentir que nuestras vías respiratorias se abren cada vez más.
Pero, sobre todo, antes que curar, lo mejor es prevenir; estar abierto al flujo de la vida, y no resistirse al cambio, es la base de todo bienestar y nos aleja de este tipo de ansiedad innecesaria. Simplemente, echa un vistazo a la naturaleza y fíjate que, todo quello que no ha sido tocado por el hombre, está lleno de abundancia y equilibrio; y eso que la naturaleza está siempre en constante cambio.
¡Que fluya la energía!