Nunca terminamos de estar contentos con el tipo de cuerpo que tenemos. Hay quien se queja porque acumula más grasa en los muslos y quien querría eliminar para siempre esos “michelines” que sobresalen por encima del pantalón. Es curioso ver como en ciertas partes de nuestro cuerpo que acumulan más grasa que en otras. ¿Por qué sucede esto?
En realidad, nuestro cuerpo responde a las acciones de una máquina inteligente que decide almacenar energía por si, más adelante, llegan tiempos de escasez de comida. La distribución de la grasa es completamente diferente en cada persona y depende de muchos factores: físicos, sexo, estilo de vida, genética, etc.
Los expertos afirman que esa distribución está íntimamente relacionada con las hormonas. En el caso de las mujeres, la grasa suele dividirse por todo el cuerpo (aunque somos muchas las que nos encontramos dentro de la excepción ;P), y en el caso de los hombres, la acumulación suele centrarse en partes como el abdomen o la cintura.
Sea como sea, a nivel estructural, la grasa se acumula de dos formas distintas: en el tejido adiposo subcutáneo (se reparte de forma más homogénea por todo el cuerpo) o en el tejido adiposo visceral (que se focaliza en el abdomen) y que está relacionado, en mayor medida, con la aparición de enfermedades cardiovasculares como la diabetes o la hipertensión. Esa acumulación responde a la existencia de un superávit calórico que nuestro cuerpo deposita en ese tejido adiposo y que proviene de años y años de desarrollo y evolución. Por la historia del ser humano, es lógico que el cuerpo generara esta capacidad, ya que, antiguamente, se vivían auténticos periodos de hambre; pero actualmente, aunque esa característica sigue ahí, no gastamos toda la energía como para comer en grandes cantidades. Por ello, cuando nos excedemos y salimos de lo recomendable, no llevando un estilo de vida saludable y no haciendo el pertinente ejercicio físico, aumentamos la predisposición a acumular grasa.
¿Por qué cuesta tanto eliminar esa grasa?
Ciertamente, es mucho más fácil y rápido acumular grasa que eliminarla. Aunque llevemos una dieta y nos mantengamos activos, al cuerpo le resulta difícil estar en déficit de energía y por esta razón, a la mínima, decide hacer sus reservas, por si acaso.
Además, por el tipo de alimentación que llevamos, en la actualidad, consumiendo alimentos prefabricados y preparados, lo más habitual es ingerir un mayor aporte de calorías de las que gastamos. Sólo cuando ingerimos menos es cuando nuestro organismo responde a esa carencia y usa como combustible el tejido adiposo, pero es una acción que le cuesta bastante realizar porque no está preparado para consumir esas reservas, habitualmente. Es un método de reacción ante una situación límite y, aunque parezca extraño, nuestro organismo se siente atacado cuando pasa hambre e intenta defenderse ante esa bajada calórica; por eso el proceso es lento y hay que dedicar mucho tiempo a conseguir que desaparezca.
¿Por qué hay ciertas zonas del cuerpo que tienden a acumular, o a perder, mayor grasa que otras? Eso depende del tipo de grasa. Existen grasas más resistentes. La que se encuentra en el tejido adiposo subcutáneo es más fácil de eliminar que la que se acumula en el visceral (abdomen), por ejemplo.
Si queréis eliminar esos excesos de grasa que se acumulan en las zonas más inoportunas de vuestro cuerpo, no dejéis de acudir a vuestro centro de referencia y preguntad a l@s profesionales que lo forman cómo pueden ayudaros a eliminarlos. Existen múltiples posibilidades para terminar con ellos y según cada caso diseñar el tratamiento ideal que os permita decir adiós a las acumulaciones indeseadas de grasa. No sólo, mediante tratamientos corporales, efectivos para este y muchos otros fines, sino también mediante servicios que cooperan con la idea general de estar y sentirse bien, como cuidando nuestra alimentación siguiendo una educación nutricional óptima.