Limpiar la piel del rostro no es sólo un hábito para mujeres. Igual que el futbol no es cosa sólo de hombres. Tampoco hacemos lo mismo, de igual forma a como se hacía antaño (por suerte). Los tópicos, con el paso del tiempo, han dejado de serlo y las ideas han evolucionado para buscar siempre mejorar e ir hacia delante. Así pues, del mismo modo que no lavaríamos nuestra piel con el mismo jabón que limpiamos la ropa, nuestro rostro tiene sus necesidades y debemos usar para ello los productos específicos que se encargan de proporcionarle todo lo indispensable y que han surgido en estas últimas décadas, cada vez más perfeccionados y especializados.
La dermis que conforma el rostro tiene un pH delicado y debemos cuidarla como merece. A la hora de desmaquillarnos, por ejemplo, no deberíamos pensar en ello como un proceso pesado e interminable en el que aplicamos 20 productos diferentes para lograrlo. ¿No conocéis todavía las ventajas del agua micelar? Os las contamos y prometemos que no os van a dejar indiferentes.
Piel limpia en menos tiempo y con más profundidad
El agua micelar es una solución acuosa formada por unas moléculas denominadas “micelas”, que aplicadas sobre la piel atraen la suciedad y el sebo del rostro (maquillaje, polvo…), aislándolo y transportándolo a través del agua, para eliminarlo de la piel.
Esta agua elimina de la piel cualquier resto de impureza sin necesidad de un aclarado posterior y, además, actúa como un «todo en uno» que limpia, tonifica e hidrata.
Es diferente a cualquier otro método de limpieza que hayamos conocido hasta el momento, ya que permite limpiar la piel de forma más profunda y sin irritarla, respetando el pH del rostro. Las micelas han conseguido captar una mayor cantidad de residuos posibles contra las que no pueden luchar, por ejemplo, las clásicas toallitas desmaquillantes, las cuales, además de no retirar el maquillaje en su totalidad, aportan a la piel residuos de los componentes que las conforman.
Apta para todo tipo de pieles
Otra de las grandes virtudes del agua micelar es que es apta para cualquier tipo de piel. Hay versiones para pieles más grasas (con activos purificantes, sin aceites, tensoactivos, controladores de sebo y astringentes) y específicas para pieles sensibles (sin perfumes y con activos calmantes).
Y como decíamos antes, sus múltiples propiedades, no sólo para funcionar como desmaquillante, sino para darle a nuestra piel la hidratación y tonificación que necesita; permiten que podamos aplicárnosla a lo largo de todo el día: tras volver de dar un paseo por la calle, salir del gimnasio o para comenzar una nueva jornada. Simplemente, se trata de mantener nuestro rostro libre de impurezas y de cuidarlo como merece.