Ser extremista, en ningún caso, suele ser positivo. Ser demasiado “algo” puede influir negativamente en cualquier aspecto de nuestro día a día. En el conflicto que abordamos hoy, en este nuevo artículo en nuestro blog, queremos, precisamente, fijarnos en una problemática que afecta a muchas de las mujeres que acuden a nuestro centro para tratar la piel de su rostro: la piel seca. Ya hemos hablado, con anterioridad, de algunas de las consecuencias que pueden afectarnos si llegamos a tener la piel muy seca. Much@s pueden pensar, de manera errónea, que la piel seca no precisa de tantos cuidados como otras pieles. Que es normal, especialmente a veces, cuando además pueden llegar a influirla factores externos que no controlamos: contaminación, rayos UVA, viento, frío… En realidad, esto no es así y no debemos nunca tener la piel seca. Ésta debe mantenerse en niveles lo más estándares posibles. Es muy importante que se consiga su hidratación profunda para así mantener su elasticidad y luminosidad. De otra forma, podríamos incidir en su afectación, volviéndola más áspera, con eczemas y zonas irritadas, o con la aparición de arrugas.
En muchas mujeres es “normal” apreciar la falta de humedad natural en su piel. A veces, puede ser debido a que el tipo de piel tiene una clara falta de agua y de grasa, debido a que las glándulas sebáceas no llegan a producir la cantidad óptima de sebo necesaria. Otras, puede ser por culpa de una mala gestión a lo largo de los años, de productos y rutinas de belleza, equivocas. Sea cual sea el motivo, en cualquier caso, las pieles secas están desprotegidas.
Para lograr conseguir que la piel se mantenga hidratada y con un excelente aspecto debemos ser conscientes de cumplir con las exigencias y demandas de ésta en nuestra rutina de belleza, aplicando las pautas y cuidados correctos que reclama. A continuación, desde esta nueva publicación en Cuida’t, os contaremos cómo proceder para evitar que la piel de vuestro rostro luzca seca y conlleve contratiempos inoportunos.
La importancia de una piel bien limpia
Es IMPERANTE que todos los días sigamos una rutina de limpieza de la piel. Más allá de cuando ésta está sucia, a última hora del día, tras horas aguantando el maquillaje y todo lo que haya podido captar de la suciedad del ambiente; es vital para su cuidado emplear productos hidratantes antes, durante y después.
Existen muchas opciones en el mercado de leches y aceites limpiadores anti sequedad, gracias a los cuáles ayudamos a prevenir la sensación de escozor o tirantez en el cutis. Resultan desaconsejables los jabones, ya que pueden resultar muy agresivos y resecar la piel al introducir en sus fórmulas químicos perjudiciales. Os recomendamos, también, tras usar este tipo de productos para la limpieza de la piel, aclarar con agua tibia y emplear algún tónico astringente suave, que no contenga alcohol ni, por supuesto, reseque la piel.
Hidratar la piel
Los expertos en la materia científica (más allá de los propios conocimientos y certezas que tenemos las estéticas como profesionales del sector) señalan que la piel seca tiende, además, a tener menor capacidad a la hora de producir grasa y, por lo tanto, genera una cantidad inferior a la normal. Es por esa razón, por la que necesita de un plus de hidratación para continuar manteniéndose joven y sana.
Hay que utilizar siempre una crema humectante que nos ayude a preservar la humedad natural de la piel, si es específica para pieles secas mejor y, si es posible, que lleve aplicado el factor oportuno de protección solar.
Otra buena alternativa es aplicar en el rostro unas gotas del famoso aceite de rosa de mosqueta. Es una excelente opción que actúa hidratando nuestra piel, sin engrasarla, y es ideal para las pieles que lucen más apagadas.